UN POCO DE HISTORIA

 

Durante el devenir histórico de la discapacidad intelectual, se ha considerado al niño , adolescente o adulto como retrasado mental, inhabilitado e incapacitado, sin posibilidades de pensar, participar y desarrollar sus habilidades y capacidades en las diversas dimensiones del ser humano, a partir de los cambios de concepciones y evolución de éstas, se han presentado otras miradas que han permitido brindar nuevas y mejores posibilidades a esta población, otorgándoles la oportunidad de adquirir conocimientos en áreas académicas y no solo en oficios como era acostumbrado, bajo un modelo social- ecológico de la discapacidad. Tomando en consideración estas nuevas concepciones, en la actualidad es un reto de la escuela posibilitar la articulación de las capacidades de las personas con discapacidad intelectual con los conocimientos académicos de manera tal que se permita desarrollar un aprendizaje significativo a partir de contenidos que fomenten la adquisición de habilidades funcionales en su vida social, que favorezcan la comprensión del funcionamiento del mundo y entorno que los rodea, por medio del desarrollo de habilidades sociales, prácticas y cotidianas que faciliten el desarrollo del pensamiento social desde sus realidades y alcanzar la autodeterminación e independencia en sus decisiones y acciones por medio de la resolución de problemas de la vida diaria que repercuten en su desarrollo personal y social.